miércoles, 21 de enero de 2009

V. Perspectivismo


Cualquier representación del mundo es representación que se hace un sujeto; la idea de la posibilidad de un conocimiento objetivo es totalmente absurda por imposible. Para Nietzsche es imposible el conocimiento de la realidad en sí, ya que, toda afirmación, creencia o toda teoría del mundo depende del punto de vista quien la haya creado. Cualquier ser dotado de algún grado de conocimiento o capacidad para representarse el mundo (porque pueda percibirlo de algún modo), es tan buen testigo del mundo como el propio ser humano, ergo, nuestra forma de percibir, describir o ver las cosas y el mundo, no es mejor que el de otras especies animales, ya que no hay ninguna descripción mejor ni peor, todas valen lo mismo. 

De  lo dicho hasta ahora, se sigue que no existe dato o experiencia que no esté contaminado por un punto de vista, es decir, por una interpretación. «La característica del mundo del devenir es la de ser informulable, falso, contradictorio. El conocimiento y el devenir se excluyen. Así pues, no existen hechos que nos sean dados inmediatamente; sólo manejamos interpretaciones»[1].

Es imposible un “criterio de verdad” porque no existen los datos puros a partir de los cuales podamos construir un saber objetivo. Además de no poder encontrar datos o verdades primeras en nuestro conocimiento del mundo exterior (mundo físico) tampoco podemos hacerlo en el mundo interior. Ni siquiera cree posible al cogito cartesiano: el conocimiento del mundo de la mente está tan influido por prejuicios como lo está el conocimiento del mundo exterior, por lo que no lo podemos ver en su pureza. Nietzsche afirmará que los hechos de la están construidos de la misma manera que los ajenos a ella.

«Sólo hay un ver perspectivístico, sólo un “conocer” perspectivístico, y cuantas más emociones dejemos que tomen la palabra acerca de una cosa, cuantos mas ojos, ojos diferentes, sepamos emplear para la misma cosa, tanto mas complejos serán nuestro concepto de esa cosa y nuestra objetividad. Pero eliminar absolutamente la voluntad, suspender las emociones sin excepción alguna, suponiendo que pudiésemos hacerlo: ¿no significaría acaso castrar al intelecto?...».[2]

Nietzsche afirmaba que no había un sujeto universal sino una pluralidad de sujetos: El perspectivismo se explica a través de la admisión de una multiplicidad de sujetos, cuyo  juego y cuya lucha son el fundamento de nuestra ideación y de nuestra conciencia. En esta pluralidad de sujetos el conocimiento no es universal, sino que en él desaparece la estructura del sujeto para dar paso al individuo con sus particulares y múltiples puntos de vista.

Para Nietzsche, nos acercamos a la “objetividad” en la medida que vamos conociendo el mundo desde muchos puntos de vista, lo interpretemos desde muchos ángulos, muchos rincones: «El mundo es cognoscible en cuanto la palabra «conocimiento» tiene algún sentido; pero es susceptible de muchas interpretaciones, no tiene ningún sentido fundamental, sino muchísimos sentidos.».[3]

Es decir, que cuanto mayor sea el número de afectos que a los que dejemos hablar sobre una cosa, también mayor será el número de ojos, de ojos distintos, que empleamos para ver esa misma cosa. De esta manera, vista esta cosa así, el concepto que de ella surja será más completo, y mayor será nuestra objetividad hacia ella. En resumen, a mas perspectivas, mas acercamiento a la “verdad”. «Hay muchas especies de ojos. Nadie ignora que la esfinge tiene ojos; y, por tanto, existen varias verdades y, por consiguiente, ninguna verdad»[4]

Para Nietzsche, el perspectivismo es entendido como una lucha de instintos interpretantes que se da en un ser orgánico, pero lo esencial de éste no es el ser orgánico sino la lucha misma, el carácter deveniente de la realidad.

En definitiva, lo que ocurre, es que existe un mundo que es susceptible de ser interpretado de infinitas maneras por un individuo, pero este individuo se queda con una determinada interpretación, la ganadora de esa lucha interna que se da en él, dentro de él.

El perspectivista no interpreta sus instintos simplemente, también valora una interpretación y lucha por ella en contra de otras perspectivas, en él se da una lucha de perspectivas debido a la lucha interna de sus instintos.

Para finalizar y de nuevo con respecto al tema de la verdad, en Nietzsche no es algo que valga por sí misma sino como una valoración fuerte de una creencia. La fortaleza y el valor útil de la verdad o verdades reside en que, para el hombre, tener una creencia como verdadera resulta útil para la conservación y potenciación de su vida, el error está en que, las creencias por ser creencias se toman por verdaderas, es decir, el hombre se auto engaña. La verdad en el perspectivismo deja de ser entendida como un principio metafísico que vale por sí misma,  ahora es una condición para la vida producto del hombre.


[1] VP, pág.511.

[2] GM, tercer tratado, n.12.

[3] VP, pág 476.

[4]VP, pág 534.